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8 Rasgos que deben tener tus mandos intermedios en un mundo cambiado

En su libro “reinventar las organizaciones” Frederic Laloux menciona nuevas tendencias organizativas con equipos autogestionados y autogobernados. Describe la evolución de los modelos organizativos en la historia y como en estos momentos conviven desde modelos tradicionales basados en la jerarquía de mando y control, a las organizaciones autorrealizadas sin jefes, pasando por otros como el de la gestión por objetivo de las multinacionales en los que el mando y control son sobre el qué pero existe libertad en el cómo, o también están las que se enfocan en la cultura y el empoderamiento para lograr una motivación extraordinaria de los empleados. 

Unos motivos para el empoderamiento del empleado son, su cercanía con el cliente y por lo tanto con la toma de decisiones en el último eslabón de la cadena, la mayor autonomía de gestión exigida por las nuevas generaciones, o por el cuestionamiento de la razón de ser del directivo/mando intermedio asociado a un coste de deficiencia organizativa. 

La mayoría de las empresas están bastante lejos de estos modelos de gestión tan innovadores, pero la velocidad a la que llega la era digital y que se va a acelerar como consecuencia de la pandemia que estamos viviendo, requiere de cambios profundos en las organizaciones para ser más agiles, sorteando dificultades porque va a generar fracasos y frustración.  

Como se hace necesario implementar nuevas estrategias para seguir siendo competitivos, hay que reconsiderar cómo los mandos intermedios pueden mejorar el trabajo conjunto para lograr el éxito. Porque ellos son el “pegamento que mantiene unida la organización, sirviendo de puente entre la alta dirección y los trabajadores. Son los que en el día a día implementan la estrategia y los cambios, manteniendo a los trabajadores focalizados en las tareas del negocio tanto en los buenos ciclos económicos como en los malos. 

Muchas compañías están experimentando renovaciones entre sus filas por la guerra por el talento, lo que constituye un reto en sí, ya que los nuevos no conocen la cultura, ni tienen siempre la capacidad para ejecutar las estrategias que las empresas demandan en el corto plazo. La alta dirección puede dedicar todo su tiempo a crear estrategias, pero, sin mandos adecuados y comprometidos para implementarlas, no se avanzará demasiado. La ejecución es hoy un factor crítico de la estrategia, porque una lenta o parcial implementación, echa al traste la mejor de las estrategias 

Aparte de los problemas de implementación, el costo de renovar mandos es muy alto para las empresas. Y es que tan importante es captar mandos adecuados, cómo desarrollarlos y vincularlos al proyecto empresarial; muchas compañías que sufren malos indicadores de gestión se dan cuenta de ello. 

 

LO QUE SE PIDE A LOS MANDOS INTERMEDIOS 

  • Garantizar que las acciones, tareas y conductas se alineen con la visión de la empresa. 
  • Desarrollar a todos los niveles una cultura de servicio al cliente mediante buenos ejemplos. 
  • No solo dirigir a las personas sino además guiarlas y motivarlas. 
  • Tener buena visión para los negocios para facilitar tomas de decisiones adecuadas. 
  • Responsabilizarse de la creación de la cultura de empresa y no tomar como tónica general el acudir a los altos directivos para ser orientados en esta área. 
  • Movilizar a los trabajadores a impulsar la calidad e involucrarlos en el perfeccionamiento de los procesos. 
  • Garantizar el flujo correcto de información a todos los niveles. 
  • Controlar el comportamiento de los trabajadores y centrar la atención en los esfuerzos del equipo para entregar calidad. 

El comportamiento y la actitud de los ejecutivos de nivel medio conforman, en última instancia, la cultura general de una organización. Para tomar el pulso de una organización, hay que observar cómo dichos mandos se comunican y el contenido de la comunicación (con comunicaciones y motivaciones positivas, los empleados podrán sentirse involucrados y responsabilizados). 

Los altos directivos deben centrar su atención, en primer lugar, en capacitar a la capa de los ejecutivos de nivel medio (lo que se ha llamado “hacer hacer”), ya que estos pueden representar una gran diferencia en el crecimiento de la organización. Ellos conforman la cultura y establecen el tono y la conducta de la gente que ejecuta. Un personal directivo de nivel intermedio fuerte es igual a una fuerte organización 

 

LOS 8 RASGOS DIRECTIVOS PARA MANDOS EN UN MUNDO CAMBIADO.  

  1. Convertirse en propietario. Toma posesión de todo lo que esté dentro de tu área de trabajo; dirígete a ti mismo eficientemente, y estate siempre dispuesto a asumir la responsabilidad por tu rendimiento y el de tu equipo. Los “propietarios” son altamente proactivos y se encuentran bien orientados en lugar de simplemente ser elementos reaccionarios y que no avanzan.
  2. Tomar la iniciativa. Busca siempre que el trabajo se realice, aun cuando te enfrentes a un posible fracaso o adversidad. tu comportamiento positivo se convertirá en un hábito para ti y para los que diriges. Es mejor asumir una posición y seguirla que sentarse detrás de la barrera y actuar como abogado del diablo.
  3. Poner en práctica el ingenio. Proporciona ideas que puedan resolver problemas prácticos, técnicos y sociales. Debes ser una fuente constante de nuevas y mejores alternativas, y estar dispuesto a hacerlas realidad. Haz tuya la misión de reevaluar constantemente los procesos relacionados con las tareas y la gente que dependa de ti.
  4. Fomentar la  confianza. No hay nada peor para causar un pésimo impacto que las promesas no cumplidas. Cumple con tus compromisos. Cumple tus promesas cabalmente. Enfréntate a ti mismo o a cualquier otro que obstaculice tu progreso por no ser suficientemente confiable. No recurras a echar la culpa a otros, ya que esto solo provocará desconfianza.
  5. Incorporar a la gente. La influencia es tu herramienta más poderosa. Concéntrate en las necesidades de tu gente y ayúdalos a sentir que son dueños de su propio espacio, sus tareas y sus éxitos. La capacidad de delegar con apoyo es vital y si se aplica correctamente conducirá al compromiso y al desarrollo.
  6. Orientarse hacia una actitud de servicio. Los directivos exitosos se consideran a sí mismos como proveedores de servicios. Un fuerte sentido de colaboración los obliga a ver, no solo quiénes pueden servirle, sino a quiénes pueden servir, creando a su vez una atmósfera de apoyo a las ideas y de ayuda a las tareas laborales cotidianas.
  7. Retroalimentarse. Estate dispuesto a oír comentarios acerca de tus deficiencias y míralo como una oportunidad en vez de una crítica. Escucha las críticas sin adoptar una actitud defensiva para que te puedan proporcionar oportunidades para crecer que probablemente jamás supiste que existían.
  8. Priorizar. Utiliza tu tiempo eficazmente, dedicar demasiado tiempo a actividades que no son importantes le roba tiempo del que puede dedicar a las que sí lo son. El tiempo es precioso, así que úsalo sabiamente. 

En este mundo cambiado, las empresas deben de acelerar la evolución de su modelo de negocio para ser más ágiles, competitivas y sostenibles. Para este proyecto, la alta dirección debe apreciar el papel que puede desempeñar el mando intermedio y darse cuenta del valor que estos deben aportar a la organización. Por otra parte, los mandos deben entender mejor cuál es el fin de su trabajo, y visualizar la oportunidad que tienen ante ellos. Este conocimiento les permitirá priorizar su tiempo más eficazmente y garantizar que concentren su energía en realizar las tareas adecuadas para ser claves en el proyecto empresarial. 

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